Este proyecto es una acto de perversión, arte explícito, directo y conciso, que pretende subvertir lo establecido con el impacto instantáneo que pueda producir su visión y entendimiento. Tal vez hagamos un arte grotesco, ridículo, extravagante, irregurlar, grosero y de mal gusto, pero unimos lo obsceno con lo sagrado, la audacia de la inocencia. Espacios idílicos donde la memoria de la infancia se une con el mundo adulto a través del sexo, con intención de plantear diversas cuestiones, creando una serie de escenografías en las que los muñecos realizan una acto sexual, cada escenario independientemente del otro, temas como la libertad de la mujer o la educación infantil, son tratados en esta instalación, canalizándose a través de la práctica sexual, porque es en el juego prohibido donde nos adentramos.
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